Conferencia
de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos
(Habitat II),
Estambul,
Turquía, 03 al 14 de junio de 1996
1. Nosotros, los Jefes de Estado y de
Gobierno y las delegaciones oficiales de los países reunidos en la Conferencia
de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos (Hábitat II), celebrada
en Estambul (Turquía) del 03 al 14 de
junio de 1996, aprovechamos la oportunidad de hacer nuestros los objetivos
universales de garantizar una vivienda adecuada para todos y de lograr que los
asentamientos humanos sean más seguros, salubres, habitables, equitativos,
sostenibles y productivos. Nuestras deliberaciones sobre los dos temas
principales de la Conferencia -la vivienda adecuada para todos y el desarrollo
de asentamientos humanos sostenibles en un mundo en proceso de urbanización- se
han inspirado en la Carta de las Naciones Unidas y vienen a reafirmar los lazos
de solidaridad existentes y forjar nuevos lazos para una acción solidaria en
los planos local, nacional e internacional, a fin de mejorar el entorno en que
vivimos. Nos comprometemos a respetar los objetivos, principios y
recomendaciones contenidos en el Programa de Hábitat y prometemos ayudarnos
mutuamente para hacerlos realidad.
2. Conscientes de la urgencia de la
cuestión, hemos examinado el proceso de deterioro de las condiciones de la
vivienda y los asentamientos humanos. Al mismo tiempo, reconocemos que las
ciudades y los pueblos son centros de civilización y fuente de desarrollo
económico y del progreso social, cultural, espiritual y científico. Debemos
aprovechar las oportunidades que nos ofrecen nuestros asentamientos y preservar
su diversidad a fin de fomentar la solidaridad entre nuestros pueblos.
3. Reiteramos nuestra determinación de
mejorar el nivel de vida de toda la humanidad en un contexto de mayor la
libertad. Recordamos la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los
Asentamientos Humanos, celebrada en Vancouver (Canadá), la celebración del Año
Internacional de la Vivienda para las Personas sin Hogar y la Estrategia
Mundial de la Vivienda hasta el Año 2000, que han contribuido a suscitar una
comprensión universal de los problemas de los asentamientos humanos y en los
que se ha instado a la acción en pro de la vivienda adecuada para todos.
Gracias a las recientes conferencias mundiales de las Naciones Unidas, en
especial la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo, disponemos de un programa amplio para lograr de manera equitativa
la paz, la justicia y la democracia, sobre la base del desarrollo económico, el
desarrollo social y la protección del medio ambiente, que son componentes
interdependientes y complementarios del desarrollo sostenible. Hemos procurado
incorporar los resultados de esas conferencias en el Programa de Hábitat.
4. Para mejorar la calidad de vida en los
asentamientos humanos, debemos luchar contra el deterioro de condiciones que,
en la mayoría de los casos y sobre todo en los países en desarrollo, han
alcanzado dimensiones críticas. A tal fin, debemos encarar de manera amplia las
modalidades de producción y consumo insostenibles, sobre todo en los países
industrializados; los cambios demográficos insostenibles, incluidas la
estructura y la distribución de la población, prestando atención prioritaria a
la tendencia a una concentración excesiva de la población; las personas sin
hogar; el aumento de la pobreza; el desempleo; la exclusión social; la
inestabilidad de la familia; la insuficiencia de recursos; la falta de
infraestructura y servicios básicos; la ausencia de una planificación adecuada;
el aumento de la inseguridad y de la violencia; la degradación del medio
ambiente y el aumento de la vulnerabilidad ante los desastres.
5. Los desafíos que plantean los
asentamientos humanos son de escala mundial, pero los países y las regiones
encaran también problemas concretos que requieren soluciones concretas.
Reconocemos que tenemos que intensificar nuestros esfuerzos y potenciar nuestra
cooperación para mejorar las condiciones de vida en las ciudades y pueblos de
todo el mundo, en particular en los países en desarrollo, donde la situación es
especialmente grave, y en los países con economías en transición. A ese
respecto, reconocemos que la mundialización de la economía internacional
presenta a la vez oportunidades y problemas para el proceso de desarrollo, así
como riesgos e incertidumbres, y reconocemos que la consecución de los
objetivos del Programa de Hábitat se facilitaría, entre otras cosas, si se
adoptan medidas positivas en esferas como la financiación del desarrollo, la
deuda exterior, el comercio internacional y la transferencia de tecnología.
Nuestras ciudades deben ser lugares en que los seres humanos disfruten de una
vida plena en condiciones de dignidad, buena salud, seguridad, felicidad y
esperanza.
6. El desarrollo rural y el desarrollo
urbano son interdependientes. Además de mejorar el hábitat urbano, debemos
tratar también de ampliar adecuadamente la infraestructura, los servicios
públicos y las oportunidades de empleo en las zonas rurales, a fin de hacerlas
más atractivas, de constituir una red integrada de asentamientos y de reducir
al mínimo la migración de las zonas rurales a las urbanas. Es preciso prestar
particular atención a los pueblos medianos y pequeños.
7. Como el ser humano es el aspecto más
importante de nuestras preocupaciones respecto del desarrollo sostenible, es
también la base de nuestra acción para dar efecto al Programa de Hábitat.
Reconocemos que las mujeres, los niños y los jóvenes tienen una necesidad
especial de vivir en condiciones seguras, salubres y estables. Intensificaremos
nuestros esfuerzos por erradicar la pobreza y la discriminación, por promover y
defender los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos y por
satisfacer sus necesidades esenciales, como la educación, la nutrición, los
servicios de salud durante todo el ciclo de la vida humana, y, en especial, una
vivienda adecuada para todos. Para ello, nos comprometemos a mejorar las
condiciones de vida en los asentamientos humanos de forma compatible con las
necesidades y realidades locales, y reconocemos que es preciso tener en cuenta
las tendencias económicas, sociales y ambientales mundiales a fin de garantizar
la creación de un entorno mejor para todos. Trataremos también de lograr la
participación plena e igual de todas las mujeres y de todos los hombres y la
participación efectiva de los jóvenes en la vida política, económica y social.
Propiciaremos el acceso sin restricciones de los discapacitados y la igualdad
entre los hombres y mujeres en las políticas, los programas y los proyectos de
vivienda y de desarrollo de asentamientos humanos sostenibles. Asumimos estos
compromisos, en particular, ante los más de mil millones de hombres y mujeres
que viven en condiciones de pobreza absoluta y ante los grupos vulnerables y
desfavorecidos que se mencionan en el Programa de Hábitat.
8. Reafirmamos nuestra voluntad de lograr
progresivamente el pleno ejercicio del derecho a una vivienda adecuada, como se
ha previsto en los instrumentos de derecho internacional. A tal fin,
solicitaremos la activa participación de nuestros copartícipes de los sectores
público y privado y de las organizaciones no gubernamentales, a todos los
niveles, para brindar a todas las personas y a sus familias garantías jurídicas
con respecto a la tenencia, la protección frente a la discriminación y la
igualdad de acceso a una vivienda asequible y adecuada.
9. Ampliaremos la oferta de vivienda
asequible, para lo cual velaremos por que los mercados funcionen con eficiencia
y de manera social y ambientalmente racional, por que se mejore el acceso a la
tierra y al crédito y por que se ayude a los que estén excluidos del mercado de
la vivienda.
10. Con objeto de conservar el medio
ambiente mundial y mejorar la calidad de vida en nuestros asentamientos
humanos, nos comprometemos a adoptar modalidades sostenibles de producción,
consumo, transporte y desarrollo de los asentamientos; a prevenir la
contaminación; a respetar la capacidad de carga de los ecosistemas y a velar
por que se preserven las oportunidades de las generaciones futuras. A ese
respecto, cooperaremos en un espíritu de solidaridad mundial para conservar,
proteger y restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la Tierra.
Como se ha contribuido en mayor o menor grado a la degradación del medio
ambiente mundial, reafirmamos el principio de que los países tienen
responsabilidades comunes pero diferenciadas. Reconocemos también que debemos
adoptar estas medidas de forma compatible con el enfoque basado en el principio
de precaución, que se aplicará de manera generalizada según las capacidades de
los países. Promoveremos asimismo la creación de entornos salubres, en especial
mediante un abastecimiento adecuado de agua potable y la ordenación eficaz de
los desechos.
11. Fomentaremos la conservación, la
rehabilitación y el mantenimiento de edificios, monumentos, espacios abiertos,
paisajes y modalidades de asentamiento de valor histórico, cultural,
arquitectónico, natural, religioso y espiritual.
12. Adoptamos la estrategia de habilitación
y los principios de la solidaridad y la participación porque son los medios más
democráticos y eficaces de hacer realidad los compromisos que asumimos.
Reconociendo que las autoridades locales son nuestros colaboradores más
cercanos, esenciales para poner en práctica el Programa de Hábitat, teniendo en
cuenta el ordenamiento jurídico de cada país, debemos promover la
descentralización por conducto de autoridades locales democráticas y fortalecer
sus capacidades financieras e institucionales de forma acorde con la situación
de los países, velando al mismo tiempo por que sean transparentes, responsables
y por que respondan a las necesidades de la población, que son requisitos
esenciales de la acción de los poderes públicos a todos los niveles. También
aumentaremos nuestra cooperación con los parlamentarios, el sector privado, los
sindicatos y las organizaciones no gubernamentales y demás organizaciones de la
sociedad civil con el debido respeto de su autonomía. Mejoraremos asimismo la
condición de la mujer, y alentaremos a las empresas del sector privado a que efectúen
inversiones social y ambientalmente racionales. La acción en el plano local se
debe orientar y estimular mediante programas locales basados en el Programa 21,
el Programa de Hábitat u otros programas equivalentes, teniendo presente la
experiencia de cooperación mundial que empezó en Estambul con la Asamblea
Mundial de Ciudades y Autoridades Locales, sin perjuicio de las políticas,
objetivos, prioridades y programas nacionales. De acuerdo con la estrategia de
habilitación, incumbe a los gobiernos la responsabilidad de aplicar medidas
especiales, cuando proceda, en favor de los grupos desfavorecidos y
vulnerables.
13. La ejecución del Programa de Hábitat
requerirá financiación adecuada, por lo que, debemos movilizar recursos
financieros a nivel nacional e internacional, incluidos recursos nuevos y
adicionales de todas las fuentes: multilaterales y bilaterales, públicas y
privadas. A ese respecto, debemos facilitar el fortalecimiento de las
capacidades y promover la transferencia de tecnología y conocimientos
especializados apropiados. Reiteramos, además, los compromisos que contrajimos
en recientes conferencias de las Naciones Unidas, en especial los contenidos en
el Programa 21 respecto de la financiación y la transferencia de tecnología
14. Creemos que la aplicación cabal y
eficaz del Programa de Hábitat requerirá que se fortalezcan el papel y las
funciones del Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos
(Hábitat), habida cuenta de la necesidad de que se concentre en objetivos y
cuestiones estratégicas bien definidos y claramente formulados. A tal fin, nos
comprometemos a apoyar la eficaz aplicación del Programa de Hábitat y de su
plan de acción mundial. Por lo que atañe a la aplicación del Programa de
Hábitat, reconocemos cabalmente la contribución de los planes de acción
regionales y nacionales preparados para la presente Conferencia.
15. Con la Conferencia de Estambul se inicia una nueva era
de cooperación, la era de una filosofía de solidaridad. Al acercarnos al siglo
XXI, ofrecemos una visión positiva del desarrollo de asentamientos humanos
sostenibles, la esperanza de un futuro común y una exhortación a participar en
una empresa de indudable valor e interés, la de construir mancomunadamente un
mundo en el que todos vivan en un hogar seguro con la promesa de una vida
decorosa en condiciones de dignidad, buena salud, seguridad, felicidad y
esperanza.
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